Ojala tuviera novio, un novio que viviera colgado de una percha en
mi armario. Podría sacarlo siempre que quisiera, para que me mirara como hacen
los chicos de las películas, como si yo fuera guapísima.
No hablaría mucho, pero suspiraría al quitarse la chaqueta de cuero y
desabrocharse los vaqueros. Llevaría calzoncillos blancos y estaría tan bueno
que casi me desmayaría. Luego se ocuparía de desnudarme susurrándome:
"TE QUIERO. TE QUIERO DE VERDAD. ERES MUY HERMOSA" exactamente esas
palabras.